viernes, 23 de septiembre de 2022

Nuestra eno-experiencia en Abadía Retuerta

Quizá uno piense en Abadía Retuerta como un lugar destinado al culto religioso o simplemente una abadía más de las que pueblan nuestra amplia geografía. Nada más ajeno a la primera descripción es esta abadía, si lo fue durante más de 6 siglos, pero actualmente es un prestigioso hotel de lujo en cuyos dominios se encuentra una gran finca plantada de viñas con distintas variedades de uva, pinos piñoneros y una moderna bodega, de donde salen los vinos más exclusivos de tierras vallisoletanas.

Nuestra eno-experiencia en Abadía Retuerta empezó con una visita guiada en la misma bodega, donde nos trasladaron por toda la finca, el hotel Abadía Retuerta Le Domaine finalizando en la bodega de elaboración y crianza y catando los estupendos vinos que elaboran y que vale la pena conocer.

 

Esta empresa nace de una apuesta e inversión de la propietaria, una multinacional del sector farmacéutico, por el lujo y la calidad. La finca de 700 Has. es un conjunto paisajístico de alto valor patrimonial, tierras donde hubo cereal, pinos piñoneros de donde los antiguos monjes explotaban este fruto seco, vid y sobre todo una abadía premonstratense fundada en España por los nobles Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina y que fue la cabeza de dicha orden desde el siglo XII hasta el siglo XIX con la invasión francesa y las desamortizaciones de bienes de la iglesia de dicho siglo.

El complejo de Abadía Retuerta fue reformado entre en la primera decena del siglo XXI creando un hotel de lujo y todo un entorno rodeado de viñedos, creando un paraje excepcional, el cual pudimos visitar tanto por el interior como por algunos parajes de la finca.

En cuanto al viñedo, José e Ignacio, nuestros guías personales que nos trasladaban en un coche 4x4 por la finca enseñándonos las parcelas de viñedo, mostrándonos las diferentes variedades, suelos y condiciones geográficas, de manera que actualmente están adscritas a su propia denominación de origen Vino de Pago, siendo el segundo Pago reconocido por la UE en la comunidad de Castilla-León.

 

La visita a la bodega muy instructiva, como decía nuestros guías personales son enólogos y nos explicaron con detalle cada uno de los procesos de elaboración, los medios técnicos, las crianzas y sobre todo lo pudimos contemplar en una bodega donde ya empezaba a entrar uva, ya que debido a la calidez de este verano, algunas fincas y Pagos ya tenías la uva lista para vendimiar.

La bodega es moderna y se trabaja por gravedad, ya que los procesos de entrada de la uva están en la parte superior y los de crianza y embotellado en zona subterránea para aprovechar frescor y humedad controlada, así como la curiosidad de la crianza, en cuya nave repleta de barricas con 5 alturas bien holgadas están las mejores maderas de procedencia y tonelerías francesas que tienen dos bocas, una para rellenar el vino y la otra para vaciarlas sin que recojan residuos o material sólido que se hayan generado durante el reposo del vino.


En cuanto a vinos pudimos catar 5 de todos los que se elaboran, porque aparte de los comerciales conocidos como Abadía Retuerta Selección o Pago Negrelada, existen vinos monovarietales que sólo se comercializan en la propia bodega y que provienen de los diferentes viñedos de las fincas.


Iniciamos la cata con un Gewüstraminer, uno de los vinos monovarietales que sólo se comercializa en bodega, la verdad es que el vino estaba muy conseguido, con notas olfativas frutales y florales y en boca ligero y fresco y untuoso al paladar.

Continuamos con el vino más conocido de la bodega como es el Abadía Retuerta Selección 2018, un coupage de Tempranillo mayoritariamente, Cabernet Sauvignon, Syrah y otras que nos pareció muy fresco y muy perfumado, reconociendo notas de frutos negros silvestres y especiados muy sutiles, teniendo un paladar maduro y muy fino.

El Pago Negrelada 2016 fue nuestro tercer vino, servido desde una botella tipo Magnum, es un 100% Tempranillo o Tinto Fino con una buena capa de color, aromático, reconociendo una mezcla de aromas de frutas como la ciruela y la zarzamora con un acompañamiento sutil de ahumados y notas de cacao, la boca se mostró potente con un tanino maduro y un final largo.

Sin duda uno de los vinos que mejor sabor de boca nos dejó fue el monovarietal de Cabernet Sauvignon Pago de Valdebellón 2016, un vino maduro, fresco, aterciopelado y muy untuoso que evolucionaba en copa a medida que los íbamos catando, también fue servido desde formato Magnum y que aún conservamos en el recuerdo. El característico aroma a pimiento verde se iba transformando en un pimiento maduro asado, esos aromas dulces con un fondo mineral y mentolado junto a un perfecto paladar amplio y sabroso hicieron que nos emocionara como uno de los vinos mejores que hemos probado en los último años.


Terminamos con el vino joya de la Abadía, un 100% Petit Verdot PV 2017, difícil de elaborar y delicado, fue una sorpresa porque no teníamos conocimiento de su cata, pero José, nuestro enólogo personal no tuvo inconveniente en abrirnos una botella para que disfrutáramos de un vino muy personal y con carácter, muy sugerente en nariz y con una boca agradable y de sutil intensidad.

La verdad es que la eno-experiencia es para repetirla y recomendarla a los amantes del vino, porque el trato personal, el paisaje y bodega junto a los vinos que catamos invitan a disfrutar de algo más que una visita y cata estándar de otras bodegas.

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