Como en los últimos años, coincidiendo con el inicio del mes de mayo, en Falset se celebra la Fira del Vi, el escaparate de los vinos de las D.O. Montsant y D.O.Q. Priorat, donde acompañados con actividades diversas, se puede disfrutar de los vinos y personas de esta comarca tarraconense.
Es cierto que este año he echado en falta algunas bodegas importantes y que no por ello el escaparate ferial no haya sido interesante, por ejemplo algunos 'cellers' de Porrera no han estado presentes, pero se ha compensado con otros vinos que desconocía y que también han sido interesantes.
Los vinos de la D.O. Montsant están muy bien posicionados, son vinos muy frescos y aunque, algunos 'coupages' de garnacha y cariñena sean excelentes, distan bastante de los producidos comarca adentro, de las zonas de los 'costers' de licorella o pizarra que muestran su propio terruño tan característico.
Descubrí alguna bodega que no conocía como el Celler Costers del Ros (DOQ Priorat), de Gratallops, catando sus fantásticos vinos, muy recomendables desprendiendo terruño, fruta y una elegancia que hacía tiempo que no había probado.
Celler Joan Simó estaba presente y Sentius 2008 es un vino de garnacha centenaria, clásico, con carácter pero con el equilibrio suficiente para otorgarle una elegancia que hace que el vino sea muy fácil de beber, pero que esté envuelto en notas muy complejas a la vez que afrutadas.
Los vinos de la familia Pérez-Ovejero también estaban representados con el clásico Martinet Bru de Más Martinet, el Vi de Vila Porrera de Cims de Porrera, Les Cousins y Dido La Universal, un plantel de lujo para esta familia que busca transmitir terruño, incluso con viñedos y elaboraciones muy próximas, pero que cada uno de ellos tiene su propia expresión.
El Celler Ronadelles fiel a sus marcas Cap de Ruc y Petit, con un sorprendente Giral vinyes velles, también mostraba sus vinos que eran deliciosamente degustados por un público entregado a la feria, estos vinos están bastante dirigidos a consumidores que prefieran vinos frescos y fáciles de beber, pero no por ello algunos vinos muestran complejidad aromática y además cuentan con un plantel bastante completo, desde jóvenes blancos, pasando por rosados, dulces y con crianza.
Un blanco complejo y muy aromático, perfectamente trabajado por el Celler Cal Pla es Mas d'en Compte Blanc, Garnacha blanca, Picapoll Blanc y Xarel.lo, variedades típicamente autóctonas y que, tras una fermentación y crianza de 6 meses en barrica nueva, conforman un 'coupage' extraordinario para los sentidos en una tierra de tintos corpulentos, donde los blancos son muy difíciles de conjugar con el clima y el suelo.
Muchos más vinos y también aceites estuvieron presentes en la feria, pero los destacados para mi han sido los que os he comentado en lineas anteriores en este 'post'. Como echaba de menos algun 'celler' en la feria, me dirigí a Porrera a saludar a Dominic y Paco, propietarios de Clos Dominic, donde su hospitalidad está por encima de los magníficos vinos que elaboran.
Al entrar en su particular bodega, pequeña, coqueta, bonita, encantadora y a la vez clásica y sobria, me encontré con Paco y unos amigos que empezaban a disfrutar de la saga Vinyes Altes, los vinos de cariñenas y garnachas que crecen en lo alto de la finca La Tena, junto con aceite de olivos centenarios del que quedé gratamente sorprendido.
Vinyes Altes 2006, 2007 y 2008 fueron los que Paco Castillo abrió y decantó para poder disfrutar de un mismo vino con añadas diferentes, el primero de ellos parecía resistirse a soltar los encantos frutales, mostrando una gaman de notas minerales que van desde la pizarra 'licorella' mojada, a hojarasca seca tras una lluvia otoñal, llegando a notas de raíces recién arrancadas, un vino corpulento pero muy redondo en boca.
Las añadas 2007 y 2008 si que respiraban fruta, la más joven desprendía aromas minerales que rápidamente eran compensados con un conjunto de compotas a fruta roja, teniendo un ápice de tanino y una sensación fresca en boca. La añada de 2007 era mucho más frutal, esa fruta roja muy madura envolvía el sentido olfativo, fácil de beber, bastante redondo y con el carácter del terruño definido por quizá, una añada más fresca y lluviosa.
En definitiva un fin de semana perfecto para disfrutar de una zona donde hacer buen vino no es fácil sino fuera por el trabajo que los viticultores de la zona realizan para obtener el mejor fruto y dónde los bodegueros y enólogos tienen que escuchar a la uva para saber cómo quiere que la trabajen.
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