Nada es igual, ni tampoco parecido, lo original o lo auténtico quizá sea una característica de cada uno de nosotros, imitar o hacer dos cosas iguales no es posible ni en la propia naturaleza, siempre habrá un rasgo que diferencie a dos gotas de agua que parecen iguales.
Elaborando vinos, no todos son iguales ni se parecen en nada y menos cuando la materia prima está en un suelo diferente de otro, las variaciones climáticas, la posición del sol, el trabajo del viticultor son distintos y el proceso de trabajo para crear un vino siempre difiere en aspectos claves como puede ser el desgranado, el uso de depósitos, las barricas e incluso la levadura para la fermentación, hasta en el proceso de embotellado hay aspectos y no digamos en la botella y el etiquetado.
Ayer tuve la oportunidad de catar Bobos Finca Casa La Borracha, el nuevo proyecto de Bodegas Hispanosuizas, aunque no es una novedad que la uva bobal esté incluida en sus elaboraciones, si que era una apuesta el poder conseguir un vino con esta variedad que fuese especialmente agradable a la primera copa.
Y para ello se ha tenido que trabajar duro, duro porque se ha tenido que buscar en la finca una uva bobal que aportase algo diferente a otras, porque trabajar la variedad en el campo a veces es una apuesta arriesgada y puede no conseguirse lo deseado. En la bodega también se ha tenido que emplear técnica y buen hacer, ya que la propia selección en el campo no servía de mucho si el empeño de los enólogos por mimar esta elaboración no se producía, así que usando técnicas de maceración pelicular (muy usada para los vinos blancos), barricas de 400 litros abiertas, levadura seleccionada para producir una fermentación controlada en dichas barricas, así como una crianza en las mismas donde se fermentó y un reposo continuado y controlado han dado el éxito de las 5.500 botellas de Bobos 2011, ya a punto la añada 2012, que catamos sin embotellar todavía, de la que aparecerán unas 10.000 botellas en el mercado dentro de poco.
Y es que no es para menos, cada vez más la uva Bobal, de la que hay aproximadamente unas 60.000 ha entre Utiel-Requena, la Manchuela, Ribera del Júcar y en alguna zona más cercana a estas, tiene sello propio y aún no teniendo fácil su reconocimiento como grande en el panorama mundial del vino, si que nos permite que un buen trabajo de como resultado grandes vinos.
Desde algunos años, en mi faceta de descubrir vinos diferentes y de catar interesantes añadas, me di cuenta del potencial que tenían estos vinos, he ido probando vinos de esta variedad, haciendo amigos que la trabajan y apuestan por ella y ayer quedé gratamente sorprendido por la apuesta de Hispanosuizas en hacer un gran vino de bobal.
Ayer nos reunimos en la bodega un grupo de amigos, de medios de comunicación y bloguers y desde la primera botella que se sirvió en la copa encontré algo diferente, pero a la vez familiar, si es cierto que 2011 me pareció un excelente vino con un bobal amplio, goloso, muy frutal, equilibrado y con buena acidez, 2012 creo que aún es más fiel a las elaboraciones de la variedad bobal que he podido probar, pero con un toque diferente. Otra de mis sorpresas de ayer es que nada más abrir la botella el vino se puede beber directamente, no necesita un tiempo de decantación, obviamente seguro que haciéndolo, aún podemos ganar más potencia aromática en un análisis sensorial del vino.
Pronto lo veremos en nuestras mesas y aparecerán las impresiones al respecto sobre el mismo, y como decía al principio no hay dos vinos iguales y este no se parece a lo que hasta ahora había probado dentro de la variedad de vinos de bobal.
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