Hoy cualquiera puede regentar y dirirgir un negocio con un mínimo de conocimientos y un poco de suerte. El problema viene cuando el negocio se establece, dispone de una clientela más o menos fija, el servicio es bueno, los productos aceptables y además destaca por su imagen y enfoque de cara a la competencia local.
El tema es que cuando se trata de la restauración existen muy pocos profesionales y de los que quedan a veces te sientes que por lo que pagas no estás satisfecho con los productos y servicios, todo ello por rentabilizar al máximo el negocio sin pensar que un cliente intasisfecho no vuelve nunca más y que además te puede hacer perder otros clientes si éste está muy bien relacionado.
Esto viene a cuento con lo sucedido ayer en un 'restaurante' medio cerca del centro de Valencia ciudad, un lugar con imágen de las que te invitan a entrar, con un asador de leña en la cocina (se puede ver a través de un cristal), con una carta bien clara y de los pocos que recomiendan, en la puerta del establecimiento, un vino de la semana.
Una vez a la semana suelo comer allí con algunos compañeros de la oficina y algún cliente o proveedor, intentamos comer el menú (si es de nuestro agrado) y sino de la carta elegimos el o los platos que nos apatecen. Respecto a la carta de vinos tiene una variedad suficiente para elegir, aparte de los vinos que se recomiendan fuera de ella.
Ayer decidimos pedir un vino valenciano de cierto renombre, un vino que a mi me gusta y quiero compartir con mis acompañantes, lo sorprendente es que ayer nos atendió una señorita que se notaba que era nueva y nos trajo la carta del vino tras haber tomado nota de la comida, con lo que al traer los platos seguíamos esperando que nos trajeran el vino.
Nuestra sorpresa fué que servido el segundo plato ya y tras haber reclamado el vino varias veces nos sorprenden trayéndonos una botella de medio litro y de añadas anteriores al anunciado y pretendiendo servirla en unas copas mate (de los n lavados que tendrían), automáticamente le dije que al menos trajese unas copas decentes y como estábamos al final de la comida al menos lo degustaríamos. Yo hice el comentario de que al menos me iban a cobrar la mitad, a lo que ella respondió que ¡por supuesto!.
Al final el vino se abrió y se sirvió en las copas, y cual nuestra sorpresa que estaba caliente, con lo que el vino se quedó en las copas y por la premura de mis acompañantes directamente tomamos el café y nos dirigimos a pagar, cual nuestra sorpresa que nos pretendían cobrar la botella entera. Mis comensales me apremiaban y al final pagué la comida y del vino sólo la mitad, cuando el dueño me llamaba por la puerta que faltaba dinero.
Mi respuesta fué clara, el vino está en la mesa, ya es bastante que he pagado más de lo que ha costado y al final uno de los acompañantes puso el resto muy a pesar mío y por que no tenían tiempo.
Así que este estableciemiento ha muerto para mí y espero que reaccionen y se den cuenta, pues con los tiempos en que vivimos no estamos para perder clientes y competitividad.
He sido prudente y no quiero nombrar el lugar, ya que me importan las personas y quizá muchos trabajadores no tengan la culpa de que la dirección de la empresa no cuide a sus clientes.
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