Pues en plena Semana Santa no hay nada mejor para aguantar las vigilias y largos recorridos de los pasos que la Cocina de Vigilia y en concreto la del Viernes Santo.
Para empezar el día y tras haber asistido a la Santa Cena del Jueves Santo y recorrer las calles de la ciudad acompañando al Vía Crucis, un café con leche y unas torrijas, típicas españolas, que están elaboradas con pan de la víspera, huevo, leche y azucar, que para acompañar el despertar de luto bien merecen un desayuno completo.
El potaje de Cuaresma, con tantas proteínas y vitaminas, como sencillo de preparar, con una base de sofrito con aceite de oliva, acelgas frescas cortadas, tomate natural maduro y rallado, pimentón dulce y una majada de ajo y almendrás, para después acompañarlo con un litro de agua que cuando llega a ebullición se le añaden trozos de patatas y garbanzos castellanos, en remojo desde la vísipera, sal, y a cocer a fuego lento y cuando casí están en su punto se le añaden unos buenos trozos de bacalo desalado, también el día anterior, y un par de huevos cocidos desmigaditos. Delicioso manjar para sobrellevar el triste día de la muerte de Jesucristo.
De segundo plato y haciendo hueco en el estómago para preparar el largo recorrido del Santo Entierro, que a la puesta de sol, tendrá lugar por las calles de la ciudad, hemos preparado unas croquetas de bacalao, que estan divinas a pesar de su consistencia y del aceite que se utiliza para su fritura.
Los ingredientes sencillos y básicos, austeros como mandan los cánones en los días que celebramos. 1 Bacalao desalado el día anterior, con al menos 3 cambios de agua, 3 patatas grandes, 50 gr. de piñones, 1 diente de ajo, 1 huevo fresco y 50 ml aceite vegetal para su fritura. Se cuecen las patatas y el bacalao, se desmiga el bacalao y se mezcla con la patata, con un mortero y una maza, junto al ajo se maja y se mezcla todo, sin llegar a deshacer del todo la patata. Se mezcla con los piñoñes y unas hojitas de perejil y se preparan las croquetas del tamaño que uno más le convengan. Pasándolas por la clara del huevo se ponen en la sartén con el aceite bien caliente y después de dorarlas se sacan y se dejan escurrir para eliminar el exceso de aceite.
Y de postre, podemos tomar una buena coca de pasas y nueces, que nos darán la energía suficiente para no comer ya nada más hasta el día siguiente.
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